Llegará la primavera en grandes oleadas sobre la tierra
El desapego político de un personaje como Gerald Brenan es díficil de explicar. Su faceta idealista y radical era puramente radical, ideosincrática, derivada del conocimiento de la realidad por medio del dolor y de la pobreza.
Lo mismo afirmaba ser un socialista de amplio espectro, que en lo inmediato se mostraba como más bien conservador, y en sus planteamientos políticos aparece un firme equilibrio entre el pragmatismo y el sentido común.
Sobre la España republicana, se manifestó partidario de respaldar al Frente Popular y cuando comenzó el conflicto, se mostró partidario de la no-intervención pues lo consideraba un conflicto penínsular, solo que la violencia que percibe en "el país que amo", le repugna y teme que se extienda a otras zonas.
En la navidad de aquel año , visita la embajada española en Londres (por cierto, ocupada por un sobrino de Queipo de Llano), y allí conoce a Luis Ariquistain, marxista, e impregnado de un fuerte rechazo anti-comunista, porque considera que sus métodos son dictatoriales.
Pero los sucesos de la guerra continúan, Málaga cae en febrero, en abril se produce el bombardeo de Guernica y Bilbao es sitiada al mes siguiente; y a pesar de ello Brenan confía en la victoria republicana. Mientras tanto, recibe la visita de un excéntrico sociólogo austro-húngaro, Franz Borkenau, autor de una publicación extraña: El reñidero español.
A finales de 1938 las tropas nacionales se abren paso por Aragón y Castellón y el triunfo nacionalista parecía cuestión de meses.
Es cuando Brenan termina el primer borrador del Laberinto Español, que concluye considerándolo no demasiado bueno, e incluso, pretende romperlo, pero apretó los dientes y se dispuso a reescribirlo.
En Londres visita continuamente el Museo Británico y allí Borkenau le presenta a Arthur Lehning, anarquista y bibliotecario del Instituto Internacional de Historia Social de Amsterdam, que le proporciona libros y folletos sobre el problema agrario y el anarco-sindicalismo, y lee el libro de Brenan que se iba a llamar: la razón de la sinrazón. Despues el traductor al español es Arturo Barea, pacense, y autor de La forja de un rebelde.
Aparte de la literatura, Brenan disfrutó de dos placeres: los viajes y los flirteos con las chicas.
Amalio Venegas scripsit en la pertura del curso MMVI.
Lo mismo afirmaba ser un socialista de amplio espectro, que en lo inmediato se mostraba como más bien conservador, y en sus planteamientos políticos aparece un firme equilibrio entre el pragmatismo y el sentido común.
Sobre la España republicana, se manifestó partidario de respaldar al Frente Popular y cuando comenzó el conflicto, se mostró partidario de la no-intervención pues lo consideraba un conflicto penínsular, solo que la violencia que percibe en "el país que amo", le repugna y teme que se extienda a otras zonas.
En la navidad de aquel año , visita la embajada española en Londres (por cierto, ocupada por un sobrino de Queipo de Llano), y allí conoce a Luis Ariquistain, marxista, e impregnado de un fuerte rechazo anti-comunista, porque considera que sus métodos son dictatoriales.
Pero los sucesos de la guerra continúan, Málaga cae en febrero, en abril se produce el bombardeo de Guernica y Bilbao es sitiada al mes siguiente; y a pesar de ello Brenan confía en la victoria republicana. Mientras tanto, recibe la visita de un excéntrico sociólogo austro-húngaro, Franz Borkenau, autor de una publicación extraña: El reñidero español.
A finales de 1938 las tropas nacionales se abren paso por Aragón y Castellón y el triunfo nacionalista parecía cuestión de meses.
Es cuando Brenan termina el primer borrador del Laberinto Español, que concluye considerándolo no demasiado bueno, e incluso, pretende romperlo, pero apretó los dientes y se dispuso a reescribirlo.
En Londres visita continuamente el Museo Británico y allí Borkenau le presenta a Arthur Lehning, anarquista y bibliotecario del Instituto Internacional de Historia Social de Amsterdam, que le proporciona libros y folletos sobre el problema agrario y el anarco-sindicalismo, y lee el libro de Brenan que se iba a llamar: la razón de la sinrazón. Despues el traductor al español es Arturo Barea, pacense, y autor de La forja de un rebelde.
Aparte de la literatura, Brenan disfrutó de dos placeres: los viajes y los flirteos con las chicas.
Amalio Venegas scripsit en la pertura del curso MMVI.
0 Comments:
Post a Comment
<< Home