Saturday, October 15, 2016

Palacio Real de Madrid

El Palacio Real de Madrid

Mirando a lo lejos, desde la carretera de Extremadura, se divisa la mole palaciega

En la Navidad de 1734 ardía en llamas el palacio del Buen Retiro, con cuadros de Velázquez, de Rubens, de Ranc, de Durero, entre otros muchos

Felipe V, aquel Rey francés, que introduce la Dinastía de los Borbones en el Trono español, plantea la construcción de uno nuevo parecido al palacio parisino de Versalles, sin escatimar esfuerzos ni ahorrar sacrificios.

La construcción fue encargada al arquitecto italiano Felipe Juvara.

El diseño lo realiza sobre una parcela de más de cuatrocientos metros para cada fachada, con casi treinta metros de altura y más de tres mil ventanas.

Fallecido poco después de entregar los planos, le sucede otro arquitecto italiano, Juan Bautista Sacchetti, que presenta un proyecto más moderado que el anterior.

Las obras se inician el 7 de octubre de 1738, con la colocación de la primera piedra y el depósito de un arcón de plomo con sendas monedas de oro, plata y cobre de España y de las Yndias.

Los trabajos continuaron bajo la atenta mirada tanto de Felipe V, como de su hijo el Príncipe de Asturias: Fernando VI, quien dispuso que todo el Palacio fuera construido con enormes bloques de piedra extraídos de La Pedriza, en Guadarrama, y con piedra blanca del Colmenar para las columnas, cornisas y balaustradas.

En 1759 fallece Fernando VI en el castillo de Villaviciosa de Odón, sin ver finalizado el proyecto, y es enterrado junto a su esposa Bárbara de Braganza, fallecida el año anterior, en el Real Monasterio de las Salesas de Madrid.

Por herencia le sucede su hermano Carlos VII de las Dos Sicilias, Rey de Nápoles, quién entró en la Villa y Corte, con el título de Carlos III, el trece de julio de 1760.

El rostro triangular surcado de arrugas presenta una nariz inmensa parecida a un ariete y esboza una sonrisa de satisfacción ante el gentío popular que le grita con sus vivas, corriendo detrás de la carroza con apliques de plata de ley arrastrada por ocho caballos azabache al trote lento de dos en dos y empenachados por brillantes plumas.

Tomando la mano de su reina y señora María Amalia de Sajonia, aquel orondo y corpulento Monarca se propuso cambiar la imagen de Madrid con la llegada de famosos arquitectos como Sabatini, Ventura Rodríguez y Villanueva.

En el frontispicio de la Puerta de Alcalá se inscribe en piedra la leyenda de “Rege Carolo III”, símbolo de la nueva época, se instalan las fuentes de Cibeles y Neptuno, se construyen el palacio de Liria, la Real Casa de Correos, la Academia de Bellas Artes y el mismo Rey es considerado como el mejor Alcalde de Madrid.

Pero la Reina enfermó y poco después muere ante la atenta mirada de su esposo
.
Minada por su gran vicio que era el tabaco, la alemana despotricó contra los españoles a los que consideró zafios e intratables.

Scripsi Amalio Venegas in Híspalis MMXVI. Lavs_a Deo.

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